EL MARIDO CORNUDO: ¿NACE O SE HACE?
Recibí un correo de un esposo cornudo hace dos días que me hizo esta pregunta:
Estoy casado con una esposa sexy y quiero que me ponga los cuernos. No sé por qué quiero esto, pero lo he querido durante mucho tiempo. ¿Sabe si los maridos cornudos somos así desde el nacimiento o nos hacen así nuestra familia y el ambiente en que vivimos?
Y lógicamente no hay una única respuesta. Hay expertos que opinan que nacemos así o con muchas posibilidades de serlo, de forma que a la menor situación sale lo que llevamos desde el nacimiento. Hay hombres que nacen de esta manera. Nunca han sido celosos, ni siquiera cuando eran niños han tenido celos de sus hermanos, y cuando se han encontrado con esta realidad, con que su mujer anda follando con otro, han comprobado que disfrutan, que se excitan.
Otros opinan que esa tendencia tiene que estar en ellos para poder llegar a ser unos cornudos, pero que necesitan vivir en ambiente que los alimente y entrene. Este es el caso de todos esos hombres que desde que han sido jovencitos han vivido en ese mundo y no conocen otro camino.
Un ejemplo casi perfecto es el siguiente, y es él mismo marido el que nos lo relata.
Desde que era un jovencito (12 – 13 años), mis padres de vez en cuando traían a casa a algún hombre negro que era amigo de mi padre. En una ocasión, cuando me acosté, la puerta de mi habitación quedó un poquito abierta y vi como los tres entraban en el dormitorio de mis padres. Después de un rato, mi madre salió vestida solo con una bata muy corta y muy fina, fue al baño y volvió a la habitación. Luego, el hombre negro salió desnudo de la habitación fue al baño y también regresó. Aquello me impactó mucho.
Cada vez que venía algún hombre negro amigo de mi padre procuraba ver lo que pasaba y siempre pasaba lo mismo o muy parecido.
Me volví más atrevido y miraba por el ojo de la cerradura de la habitación de mis padres, veía a mi madre acostada en la cama, por lo general en lo que más tarde supe que era la posición de "perrito" y al hombre negro que había venido, follándola.
A veces, también veía a mi padre teniendo relaciones sexuales con mi madre. Pero ... normalmente no. Y así les estuve viendo hasta que tuve 16 ó 17 años. Nunca vi a ninguno de los hombres negros usar condón al metérsela a mi madre. Mi madre me dijo, en al menos tres ocasiones diferentes, que “podría tener un hermano o hermana menor que no se iba a parecer mucho a mí”. Pero, estas cosas se “arreglaban” más tarde… por lo general, mi madre iba al médico y al hospital.
Sobre mis 17 ó 18 años me eché una novia. Una novia que me engañó, abriéndose de piernas varias veces con un compañero de clase. Follaba conmigo y con el otro chico. Cuando tenía 17 años, tuvo su primer aborto, aunque no me dijo nada sobre quién era el padre.
Con este “ambiente de aprendizaje” he sido y soy un cornudo. Siempre he visto a las mujeres con las que conviví ponerles los cuernos a sus maridos, a sus hombres. Primero mi madre, luego mi primera novia a mí. Que la siguiente novia, luego mi mujer, también me los pusiera era la cosa más natural. Disfruto y no lo veo como ninguna humillación. Para mí ha sido lo normal, no he conocido otro camino.
Hay situaciones en que se juntan una serie de circunstancias que por el azar y la casualidad llevan a este tipo de vida. Suelen ser los maridos que ellos mismos consideran que son cornudos por circunstancias de la vida.
Es el chico que tiene una adolescencia normal pero sus primeras experiencias sexuales son con otros chicos. Son esos jóvenes que un día se bañan desnudos en un río y empiezan a hablar sobre sus pollas, lo larga que la tienen, lo dura que se les pone y se masturban unos junto a otros.
Uno de ellos desafía a otro a que no es capaz de chupársela, y así, casi por casualidad empiezan sus prácticas sexuales unos con otros sin que ninguno sea un homosexual, pero resulta que a todos, o a casi todos, les gusta la humillación y ser dominados, pues el que tiene el pene más grande es al que casi todos suelen chupársela.
Y esto dura durante varios años; incluso cuando se empieza a salir con chicas siguen los juegos esporádicos con los amigos.
Estos chicos se casan y ellos están bien con sus esposas, pero ocurre algo accidental como una enfermedad que impida o dificulte tener sexo, o una incipiente infidelidad de la esposa, para que resurja esa parte dormida de ser humillado y sometido. Y ahora se es humillado y sometido por el hombre de gran polla que es el que más placer da a la esposa y el que la tiene más grande. ¿No se parece todo esto mucho a lo que pasó en su juventud?
También hay los hombres a los que los hacen cornudos. Son hombres que no desean que su mujer folle con otro y nunca le han pedido que lo haga. Pero por unas cosas o por otras su mujer le pone los cuernos y él lo ve, o se entera, o se lo dice ella.
La situación más sorprendente es la del marido que ama a su mujer y por casualidad ve como ella folla con otro hombre. A continuación, pongo el testimonio de un marido que ve follando a su esposa:
Un amigo nos había invitado a pasar un fin de semana largo en su chalet. Tomamos unas copas y jugamos a las cartas. Me entró sueño y me fui a la cama. Pero no me dormí ¡y escuché todo!
Nuestro amigo estaba intentando convencer a mi mujer para que follasen. Yo estaba muy molesto, celoso y enojado cuando le escuché tratando de meterse en las bragas de mi mujer, pero estaba demasiado inseguro, avergonzado, demasiado asustado para levantarme y detenerlos. Tampoco quería avergonzar a mi esposa.
Escuche a mi esposa decir: "No, no puedo, no puedo" varias veces, así que supe que ella no me sería infiel. Siguió intentándolo y ella dijo: "NO, no puedo" en su quinta y sexta vez también. Entonces me preocupé de que ella pudiera haber cedido. En mi mente dije: "Oh, por favor, no lo dejes, por favor ... NO…”
¡Entonces escuché a mi "esposa inocente y fiel" jadear! Sabía que él había hundido su polla en su coño mojado y ansioso. Sabía que se estaba follando a mi esposa a pelo, pero esperaba que se detuviera o se retirara antes de disparar su carga.
La escuché respirar con tanta dificultad que pensé que se desmayaría. Entonces la escuché hacer ruidos sexuales que nunca la había escuchado hacer, ¡y pude escucharla gemir y disfrutarlo! Mientras continuaba follándola duro y profundo, y mientras su pasión y disfrute se volvían mucho más intensos y ruidosos, ¡supe que se estaba acercando al orgasmo!
Fue entonces cuando todos mis celos, miedo, ira, dolor e incertidumbre cambiaron. De repente me di cuenta de que mi esposa estaba experimentando un placer increíblemente intenso que yo nunca había podido darle. Nuestro amigo estaba satisfaciendo necesidades insatisfechas que mi esposa no sabía que tenía. Mi esposa se había entregado completamente a otro hombre y no quería que se detuviera. Estaba seguro de que ahora ella quería en serio que él se la follara a pelo y la convirtiera en su puta.
Ese
fue el punto en el que me excité y me excité. ¡NO quería que
se detuvieran! Quería que mi amigo se follara a mi encantadora
esposa, mi apasionada y sexy esposa. Fue entonces cuando tuve
una erección, me quité las mantas y comencé a masturbarme.
Cuando
lo escuché gemir a él y escuché a ella diciendo "¡Dios
mío!", "¡Dios mío!" cuando se corrió, yo
también lo hice.
Sabía que de ahora en adelante realmente quería que mi amigo follara a mi esposa muchas otras veces.
Me
había convertido en un cornudo y me gustaba. Esa fue la primera
vez que me convertí y quise ser un cornudo.
¡Estaba y todavía
estoy profundamente enamorado de mi apasionada esposa! ¡Pero me
gusta tanto ver como folla con otro!
Este es el ejemplo perfecto. El hombre que se da cuenta que le gusta ver a su mujer follando con otro cuando realmente la ve follando. Antes ni lo había pensado. Estaba como oculto en su mente y solamente sale a la luz en el momento en el que lo ve.
¿Se podría ahora responder a la pregunta del comienzo? ¿El cornudo nace, o se hace? Posiblemente sean las dos respuestas y quizás alguna más que ignoro o que se me escapa.