¿CÓMO
ME SENTÍ DESPUÉS?
En
los intercambios de pareja, en las parejas cornudas, en las parejas
liberales, etc. después de que la esposa haya tenido relaciones
sexuales con otro hombre, sobre todo en la primera vez o primeras
veces, hay
un momento después de follar en que, tanto la mujer como el hombre,
piensa: ¿Realmente
quiero que esto suceda?"
El
marido normalmente
ya
se ha corrido mientras
la esposa y otro
hombre
siguen follando. Ahí es cuando realmente uno
se
da cuenta de que no hay vuelta atrás. La
esposa está teniendo relaciones sexuales con otro y muchísimas
de esas
cosas con las que se
fantaseaba
(que su amante la
tenga más
grande y posea una mayor resistencia, tal vez incluso más habilidad)
están
ocurriendo.
Pero
no
hay vuelta atrás. Incluso si se
decide
que no volverá a suceder, este momento en particular no se puede
deshacer.
¿Qué
pensamientos han pasado por la cabeza de los
miembros de la pareja?
¿Arrepentimiento? ¿Vergüenza?
¿Incertidumbre?
¿Emoción? ¿Excitación?
Es
una pregunta a la que de antemano no podemos dar respuesta. La
podremos dar cuando suceda.
A
continuación se exponen las respuestas que han dado, algunas
personas, tanto hombres como mujeres, a esta cuestión ¿Cómo me he
sentido después en las primeras veces?
Llevábamos
hablando sobre que yo follase con otro hombre desde hacía varios
meses, pero no habíamos dado el paso decisivo. Nuestra primera vez,
fue en nuestra piscina con un grupo de amigos. Todos estábamos en bañador, y todas las mujeres sin el sujetador del bikini.
Un
poco de charla, luego chistes, una está cansada y se sienta sobre
las rodillas de otro, y así iba pasando la tarde-noche. Todos
estábamos medio borrachos, realmente no sé cómo sucedió, pero fue
rápido. Me metí en la piscina para refrescarme y espabilarme un
poco. Él pasó por allí. Dijo ¡qué buena idea darse un baño! Y
se metió.
Primero
nos besamos, luego nos separamos, nos volvimos a besar. Nos
abrazamos. Sentí que la tenía tiesa y dura. Yo me restregué contra
su polla y terminamos follando, apoyándonos en la pared de la
piscina. Todo duró unos 5 minutos. Nos miramos, él se fue. Me puse
a llorar, me disculpé una y otra vez delante de mi marido. Mi mente
era un desastre. Despedimos a los amigos. Me duché, nos fuimos a la
cama. No dije nada durante una hora, me disculpé de nuevo, él me
preguntó si estaba bien. Terminamos jodiendo hasta las 3 de la
mañana. Sentía culpa, culpa y más culpa, pero todo había sido, y
era, muy excitante.
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Al
principio estaba extremadamente
nerviosa, súper incómoda, intentando calmar
mis nervios.
Estaba
muy preocupada por si esto cambiaba
nuestra relación, preguntándome si él me miraría de manera
diferente, cómo se sentiría y como reaccionaría al
verme joder con otro, cómo me sentiría yo
realmente mientras sucedía, cómo me sentiría con él
mirándome para ver mis reacciones y yo mirándole para
ver las suyas, y cómo nos sentiríamos los dos
después.
Luego,
cuando termino, cómo veo que él está tranquilo y excitado por
verme follar, yo me tranquilizo y entonces es cuando disfruto de todo lo que
acabo de hacer.
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Mi
mujer
y
yo hacemos un trio con bastante regularidad, por
lo menos una vez a la semana,
con un chico que conocemos ahora. Ya
lo hemos hecho muchas
veces con él. Mientras está con nosotros es increíblemente
emocionante. Los dos la follamos
más
de una vez y a ella le encanta.
A él y a mí nos gusta mirar, a ella le gusta que miremos y
actuemos.
Para
mi es muy excitante besarla
mientras él se
la está
metiendo,
a ella también le encanta que
la bese y la sobe uno de nosotros mientras el otro la monta, así
como chupar la polla del que en ese momento no se la mete.
Estamos cómodos juntos, no pasa nada loco, pero es mucho sexo en una
noche. (eso
es lo que pienso mientras escribo esto, pero nunca ninguno de los
tres ha dicho ¡vamos a joder menos!)
Al
día siguiente está bastante callada, no hablamos de lo que hemos
hecho, pero está muy
cachonda
durante los días siguientes, tanto
que raro es el día que no follamos.
A veces pienso
que ella
disfruta demasiado del sexo con él, pero para
eso hacemos todo ésto.
Verla
recostada y gemir mientras él la bombea es muy
excitante,
pero
me entran celos.
Una cosa es ver como
empiezan con juegos, luego ver como se la mete y como se abrazan
con fuerza mientras ella
la tiene metida y otra cosa es ver
cuando ella está
boca arriba, con los brazos sobre la cabeza, los ojos cerrados y
gimiendo suavemente mientras él se desliza hacia adentro y hacia
afuera... Esto
es para mí lo más
difícil de ver.
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Cuando
empezábamos a besarnos y a tocarnos estaba extremadamente nerviosa.
Yo era como su estrella porno privada, y a medida que las cosas se
ponían más calientes, yo odiaba que estuviera allí porque me
estaba conteniendo con mi amante. Uno de los primeros días tuve los
orgasmos más intensos de mi vida mientras le rogaba a mi amante que
apretara más, que me metiera más fuerte la polla. Mis gritos
orgásmicos despertaron a nuestro bebé de 2 años.
¡Estaba tan avergonzada! ¡En ese momento me sentí como una golfa,
como una puta! Pero esa fue la oportunidad de dejar a mi marido y a
nuestro niño en casa y marcharme con mi amante a un motel para
"pasar la noche" (que se convirtió en todo el fin de
semana) y me convencí, y convencí a mi marido, que jugar a ser una
estrella porno no era para mí.
Lo
intentamos varias veces más, pero
con él delante no funcionaba,
y finalmente le dije que si él iba a estar allí, ya no lo haría.
No
podía dejar de pensar en él, de si le gustaría lo que estaba
haciendo, y yo no podía concentrarme en follar. Simplemente,
estar
con un espectador me impide disfrutar.
Con el tiempo, empecé a salir con chicos a solas y a dejarles pensar
que estaba engañando a mi marido con ellos para tener más o mejor
sexo, y todo salió bien a partir de ahí.
Y así seguimos. Luego se lo cuento a mi marido mientras le hago una
buena paja.
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Absolutamente
increíble, fue totalmente no planeado. Mi
marido
había intentado durante mucho tiempo
que tuviera
sexo
con un chico negro, con
una polla más
grande que
la suya,
y verme follar. Cuando
vi mi
primera polla negra en carne y hueso, supe que quería que me la
metiera.
Al
principio estaba nerviosa y preocupada por si mi marido podría
cambiar de opinión cuando realmente me viera jodiendo con un chico
negro. Siempre anhelé en secreto las pollas negras, pero nunca
esperé hacer nada al respecto. Pero me sentí mejor cuando vi lo
mucho que mi esposo lo disfrutaba y que también le producía placer.
Nunca
olvidaré esa primera vez. Yo tenía 40 años, él chico tenía 28, y
una polla de casi 19 cm, ni parecida a la que tiene mi marido. Cuando
vi su polla, me quedé asombrada, alucinada, nunca había visto de
verdad una polla como esa, mi coño se mojó rápidamente. Primero me
chupó el coño, pero enseguida se echó encima para metérmela.
Hasta ese momento las sensaciones habían sido grandes y
emocionantes, y en el momento en que su polla entraba en mí,
¡¡¡wowowowow!!!, me sentí llena, y le dije que me jodiera duro.
Yo
la sentía como si estuviera completamente adentro y la sentía tan
bien que pensaba que no podría sentirme mejor, pero me apretaba un
poco más y algo se deslizaba y sentía que me la metía aún más y
yo me sentía aún mejor.
Hubo
un momento en que él se quitó el preservativo. Yo estaba en otro
mundo y no me enteré, pero cuando eyaculó, sentí el calor de su
jugo dentro de mí. Estaba tan emocionada y tan satisfecha que no
dije nada, pero lo besé un buen rato. Ese fue el primer orgasmo,
pero mi marido que estaba mirando y masturbándose alentó al chico
a seguir, cosa que me hizo tener múltiples orgasmos, pues me follaba
más profundo y más duro de lo que nunca antes me habían follado.
Ese
chico, sin él saberlo, me convirtió en la puta blanca adicta a la
polla negra en la que me he convertido ahora.
Mi
marido es bisexual y también disfruta de todas estas cosas. Hoy en
día, siento lástima por las personas que tienen vidas sexuales
aburridas.
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Cuando
estoy viendo a mi
esposa me
excito muchísimo y me corro enseguida,
y
en el mismo momento en que me corro, lo odio, odio lo que está
pasando, siento vergüenza porque me ha
gustado mucho. Siento vergüenza de no ser suficiente hombre y ser yo el único que se la meta. Siento vergüenza porque no tenga bastante conmigo. Solo quiero que el otro chico se vaya
y
yo
la tenga únicamente
para
mí.
Es
una sensación muy intensa. Pero
al cabo de un poco de tiempo esos
sentimientos horribles desaparecen y una
excitación tremenda, y muy agradable, regresa.
Realmente es una verdadera montaña rusa de emociones.
No podía
controlar
esa horrible sensación después de correrme. En
un principio aprendí a soportarlo,
a no decir nada precipitado y a esperar a que volviesen
los buenos momentos.
Pero se me ocurrió ponerme una jaulita y así no puedo tocarme, y
como ya no me corro sin tocarme (algo que me ocurría al principio),
me lo quito cuando han terminado y disfruto mucho jodiendo a mi
mujer.
Dentro
de un par de semanas mi mujer se reunirá con un
ex aventura, del
que quedó gratamente satisfecha,
y se
quedará toda la noche con él. Todo
esa
noche, mientras ella está fuera, imagino
que será
una tortura total, sin saber cómo va, especialmente porque él
piensa que es una "aventura" y no sabe que yo lo sé. Así
que no me enviará fotos
ni mensajes.
Pero esta es la forma en que quiere hacerlo y, al final, ella tiene
el control.