jueves, 6 de febrero de 2025

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He tenido el secreto deseo de compartir a mi mujer desde hace mucho tiempo, pero nunca se lo he dicho, me da miedo hablar de eso con ella. Somos de un país musulmán, aunque no somos practicantes de ninguna religión y desde que éramos jovencitos vivimos en Francia. Ahora yo tengo 46 años y ella 41 y no tenemos hijos.

En nuestro país y en nuestra cultura ese es un tema prohibido y quizá por eso nunca le dije nada.

Hace poco leí una publicación sobre Cap Agde, en Francia. Un lugar donde van muchas parejas cornudas y swingers. Entonces pensé cómo iniciar el tema con mi esposa. Una noche abrí la caja de Pandora.

Estábamos ya en la cama y nos pusimos a jugar.  Comenzamos a besarnos. Me armé de valor y le pregunté cuál era su fantasía sexual. Ella es tímida y me dice que yo le diga primero cual es la mía.

Yo le susurré:

  • Quiero ir a una playa nudista contigo. ¿Quieres venir conmigo?

Me miró a los ojos y dijo:

  • Sí.  Pero desnuda del todo no, solo en topless.

Vi en sus ojos que realmente lo quería.

  • ¿Pero no te pondrás celoso cuando los hombres miren mis tetas?

  • No. Estaré orgulloso de ti porque tienes un pecho precioso. 

Mi polla se endureció mientras hablábamos. Ella se dio cuenta y dijo:

  • Querido, se te ha puesto dura. ¿De verdad quieres que muestre mis tetas en la playa? 

  • Sí.

Ella me sonrió. Y comenzó a besarme profundamente en la boca. Puse mi mano sobre los labios de su coño. Estaba chorreando. Puse mi polla en su coño y ella lanzó un pequeño gemido. Sé que a ella le gusta. 

Ella preguntó:

  • ¿Quieres que solo esté tumbada en la playa o que también pasee?

  • Quiero que paseemos por la playa agarrados de la mano. Quiero que todos vean que somos pareja y que tengo la suerte de tener una esposa con hermosas tetas. ¿Lo harías por mí?

  • Sí, caminaré contigo en topless en la playa.

Cuando dijo esto, no pude contenerme y me corrí. Ella todavía no se había corrido, así que le dije:

  • Lo siento querida, no me he podido aguantar.

  •  No hay problema, está bien. ¡No sabía que esto te excitaba tanto! ¡Es interesante saberlo!

Se levantó y fue al baño. 

Al cabo de unos minutos necesitaba orinar, así que me levanté y caminé hacia el baño. Abrí la puerta ligeramente pero no entré porque escuché unos gemidos. Miré y vi a mi esposa. Ella estaba con una mano en el coño tocándose y gimiendo. Esperé mientras la escuchaba. Los gemidos se hicieron más seguidos y se corrió.

Regresé a la cama. Al cabo de unos minutos ella vino, se metió en la cama y me besó, luego me dio las buenas noches y me abrazó. No dije nada, pero ahora sé que a ella le gusta ir en topless, es un gran paso para mí.



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