COMPARTIENDO A MI ESPOSA VISUALMENTE
A muchos maridos les fascina compartir visualmente a sus esposas. Sí, es la emoción del tabú, de lo prohibido. Es estar orgulloso de tu esposa y querer que otros vean lo afortunado que eres porque te ha elegido a ti entre otros muchos hombres. Los maridos que somos así estamos, o hemos estado, en el primer escalón de la escalera de los cornudos.
Muchos empleados de hoteles de todo el mundo han visto a muchas esposas desnudas en la cama de su habitación, o saliendo de la ducha o solo con ropa interior, sin que ellas hayan hecho el más mínimo intento de taparse. Son esposas y maridos a los que les gusta la exhibición, que ya están en el mundo de los cuernos o que están empezando a recorrerlo.
Algunas mujeres no disfrutan de su sexualidad hasta que ha pasado un cierto tiempo en su vida. El camino más fácil es a través de su propia belleza natural y atractivo sexual.
Cuanto más sexy es una mujer, más natural es que disfrute de ello. Para las mujeres casadas con hombres que no están de acuerdo, solo se niegan el placer de no disfrutar abiertamente de sus curvas y huecos femeninos.
Las mujeres a menudo están demasiado obsesionadas con etiquetas como "puta" y eso permite a otros controlar su comportamiento e incluso sus pensamientos
Para muchos esposos, los primeros pasos hacia el mundo cornudo comienzan con la exhibición de su mujer.
Exhibirla es la forma más simple y universal de "compartir" una esposa, aunque solo sea visualmente. Imagine toda la excitación previa que tiene la pareja mientras planifican que se pondrá y cómo se exhibirá, y el disfrute que tendrán en la cama follando y reviviendo esta experiencia.
Es probable que una esposa disfrute y se emocione con una ”travesura” de este tipo con su marido y hacerlo por él y para él, y llegar solo hasta un cierto nivel antes de golpearse contra la 'pared' y detenerse. Esa pared es una barrera mental causada por el deseo de mantener la relación dentro de límites "seguros".
Las parejas que quieran empezar este viaje de la exhibición es conveniente que lo hagan en su casa. La casa es un lugar donde la ropa siempre debe ser opcional. Es aquí donde sus elecciones son las más grandes y sus límites los menos. Incluso con los niños todavía en casa, aún se pueden tomar decisiones que serán expresiones efectivas del deseo de un especial estilo de vida.
Además, es un buen entrenamiento, tanto para el marido como para ella, para sentir el efecto que les produce y aceptar totalmente esa exhibición o no.
Con casi todos los maridos con los que he hablado, me dijeron por adelantado, que había cosas que su mujer no haría. La principal de ellas era ir en público sin sostén. ¿Se imaginan cual es el primer desafío para una esposa?
Ir sin sujetador, por supuesto. ¿Por qué? Pues porque ella siempre ha pensado que a su marido no le gustaría y que las demás personas pensarían que era “una guarra”. Al hacerlo por primera vez y ver la erección de su marido y el disfrute que tuvieron en la cama follando, le importó un comino que los demás pensasen que era “una guarra”.
A menudo, el lugar de trabajo puede ser un excelente lugar para que una esposa comience a aprender a exhibirse. A menudo hay una amplia libertad en el código de vestimenta, y las reglas de conducta en el lugar de trabajo son una forma efectiva de evitar que las cosas se intensifiquen, ¡a menos que eso sea lo que se desea!
Cuando una mujer está en el trabajo y se sube la falda, ¿alguien sabe si es consciente de ello o no? No. Cuando ese botón en su blusa, justo entre sus senos, de alguna manera se deshace, exponiendo un vistazo generoso de un seno ¿alguien sabe si lo ha hecho a propósito? No, sólo ella lo sabe.
La forma en que una esposa se viste depende y refleja tanto el estilo de vida como sus relaciones sexuales, con su marido y con otros hombres.
Una mujer que quiera incorporarse al estilo de vida cornudo irá comprobando que vestir de determinada manera no solo es erótico por sí solo, sino que también sirve como tejido para la relación. Cuando otros hombres la miren, y la miren con ojos de deseo, ella pensará en su esposo, en su reacción cuando se lo cuente y en la importancia que ella va adquiriendo en las relaciones sexuales.
Ella sentirá placer y disfrutará sabiéndose y sintiéndose deseada. Cuando se ponga un sujetador que no está forrado, le recordará a su marido que cuando se excite sus pezones se notarán fácilmente debajo de la tela de su blusa o vestido. Esto no es solo una expresión de su sexualidad, sino también una expresión de su poder, del que poco a poco va tomando conciencia.
Para exhibirse no es necesaria la ropa transparente, por supuesto a menudo hay cambios más simples y muy efectivos:
Prestando más atención a como se ajusta la tela de la ropa al cuerpo.
Teniendo en cuenta como se mueven las diferentes telas cuando ella se mueve.
Dejando uno o dos botones más abiertos en una blusa simple
Agregando medias y ligueros a un vestido estándar ligeramente corto.
Esta esposa va completamente desnuda debajo de su vestido. Posiblemente esté luchando contra su ansiedad por saberse observada y quizá criticada (por ser deseada no sentirá ningún tipo de ansiedad) y, a menudo, las experiencias más intensas de exhibirse pueden ser difíciles para ella en esos momentos de exhibición, pero son muy eróticas para revivir después del hecho. Lo mismo ocurre con su marido que puede sentirse humillado en público al cuando su esposa le presente a nuevas amistades, sobre todo a hombres, que muy probablemente pensarán ¡Cómo le tiene que poner los cuernos la mujer!
La exhibición de la esposa puede ser mucho más que una simple y rápida excitación: puede ayudar a redefinir un matrimonio de una manera positiva y muy erótica, al ir conociendo, poco a poco, los efectos que este primer paso tiene en la pareja y en su relación.