INTENTANDO ENTENDER.
Mi esposa tuvo un amante durante un año. Los primeros nueve meses no me di cuenta. Luego, cuando lo descubrí, tenía emociones encontradas. En parte estaba enojado por la traición, pero la polla se me ponía tiesa y dura al pensar que otro hombre estaba follando con ella. Una parte de mí estaba herido emocionalmente por el menosprecio y la humillación y por otro lado tenía pensamientos sexuales muy excitantes y morbosos.
Es una situación difícil de resolver por qué mi cuerpo dice que es emocionante, pero mentalmente estoy desgarrado. Es una mezcla de humillación, emoción y enormes deseos sexuales porque esto siga pasando.
He leído y hablado con otros hombres sobre el porqué me pasa esto. Y he aprendido que hay muchas y variadas razones por las que un esposo se excita con la idea de que su esposa tenga relaciones sexuales con otro hombre.
Hay razones psicológicas. En mi caso siempre fui un niño y un jovencito sumiso y obediente en casa y en el colegio, y lo he continuado siendo de adulto. Y ahora, en mi matrimonio, disfruto de ser sumiso (inconscientemente) a los deseos sexuales de mi esposa por otro hombre.
Hay otras razones biológicas. Mi mente y mi cuerpo me están impulsando a tener relaciones sexuales con mi mujer para que mi esperma esté dentro de ella en lugar del de su amante – hay estudios que sugieren que la forma de perilla en el extremo del pene de un hombre está diseñada para extraer cualquier depósito de semen que haya dejado recientemente otro macho – Es lo que se llama la competencia del esperma.
Existe mucha evidencia de que la forma en que los hombres lidian con el dolor del rechazo a una edad temprana (cuando son niños) influye en su sexualidad.
Algunos hombres permanecen enojados y violentos durante toda la vida cuando son rechazados o menospreciados por su esposa, lo cual no es mi caso. Otros, y este es mi caso, lo sobrellevamos erotizando el dolor, entrecruzándolo con sentimientos de excitación sexual.
Cuando el mecanismo de afrontamiento del problema se va haciendo cada vez más placentero, llega un momento en que es probable que se recurra en cada ocasión a él, hasta que se convierta en un verdadero motor de excitación y de deseo. En ese punto es cuando uno se siente cómodo en su propia piel.
Es cuando uno disfruta de que su mujer se acueste con otro. Y cuando esto ocurre se es libre de disfrutar de esa situación. ¡Ah!, y mi mujer también disfruta.
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