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Al final la convencí para que follase con otro hombre. Este es el momento que he estado esperando durante mucho tiempo.  Quiero ver a otro hombre follar a mi esposa. Quiero verla ponerse de rodillas para chuparle la polla hasta que la tenga bien tiesa.  Quiero verla a horcajadas sobre él y coger su polla y guiarla hasta la entrada de su coño.  

Y ahora mis fantasías se hacen realidad. Y ahora yo le pregunto a otros cornudos 

¿Cómo te sentiste? ¿Tu polla estaba dura? ¿Te latía fuerte el corazón?  ¿Tienes algún arrepentimiento?  O, ¿estabas emocionado de que tu esposa estuviese a punto de follar con un hombre qué tiene una polla mucho más grande que la tuya? 

Posiblemente todos damos unas respuestas muy similares. 

Como esposa de un marido cornudo el atractivo que yo le ofrezco no está solo en verme follar con otro hombre.  Basta con ver la expresión de la mirada en su cara cuando he terminado de arreglarme, me mira y se da cuenta de lo que llevo puesto. 

Es notar como su pulso se acelera cuando nos encontramos con uno de mis amantes, ve cómo coqueteo con él y nota claramente en su mirada cómo su deseo hacía mí aumenta progresivamente. 

Es dejarle en casa o en el hall de un hotel pensando en lo que podría estar haciendo en ese mismo momento con mi cita. Lo que yo le ofrezco es que soy el centro de su atención.

Estoy impresionado por el valor que tenemos los dos de no mantener en secreto nuestro estilo de vida salvo en lugares en que nos perjudicaría seriamente. Se me pone muy dura y muy tiesa cuando la veo vestida así ¡Cómo me gusta verla con esas transparencias alardeando de su cuerpo y del amante con el que va! ¡Con qué ganas espero que llegue el fin de semana para verla y para ver como los hombres se la comen con la mirada! Ella nunca ha estado más atractiva para mí, ni para otros hombres, de como lo está ahora.