ESCUCHANDO EN OTRA HABITACIÓN
Cada pareja cornuda es diferente a las demás. Lo que es válido para unos no lo es para otros. Las hay que prefieren ir a un hotel, otros a la casa del macho, otros a la suya. Unos prefieren que el marido esté presente pero que no diga ni haga nada, otros que interactúe con la pareja, otros que el marido no esté y que se quede fuera de la habitación.
Cada pareja necesita encontrar su nivel y situación de comodidad para que el matrimonio se mantenga sólidamente.
Yo, como marido no pude manejar tan bien como pensaba, cuando era una fantasía, esta situación de quedarme fuera de la habitación y escuchar los gemidos, suspiros y risitas de mi mujer echada en la cama con otro hombre.
Mi mujer prefiere estar sola y en ocasiones también es el amante el que prefiere que yo me quede en otra habitación mientras follan y se abrazan toda la noche en nuestro dormitorio. Como a los dos les encanta, se quedan solos, y esas noches son muy intensas para mi. Son noches para casi volverse loco. Me gusta escuchar el crujir de la cama, los gemidos y los cuerpos golpeando juntos. Al principio casi siempre me la estaba meneando como un loco, sabiendo que ella estaba felizmente follando.
El placer de ella es también mi placer, y siento como si se estuviera volviéndome loco con la excitación Después de eyacular con la mano me dormía y lo único que, de vez en cuando, me despertaba era cuando volvían a follar. Yo tenía otra erección, y me la meneaba de nuevo sabiendo que mi esposa estaba obteniendo placer con el otro chico.
Ahora mi mujer me encierra en una jaulita y entonces puedo escuchar como tiene su placer al mismo tiempo que no puedo tener el mío. Se sufre una intensa y excitante humillación, pero con el tiempo he ganado gusto por el subidón mental y la humillación que soporto como un marido cornudo. Cuando el chico termina, mi mujer y yo follamos con una intensidad y un disfrute que solo tenemos en esas ocasiones en que yo he estado escuchando con una jaulita puesta.
Cuando las cosas se calman, mi mente se acelera aún más preguntándose qué están haciendo. Lo más probable es que estén descansando y besándose apasionadamente. Es increíble los pensamientos y la angustia que pasan por mi mente cuando mi mujer está siendo totalmente satisfecha por otro hombre y no puedo ver lo que está sucediendo.
La decisión de que, la mayoría de los hombres que ella conoce, puedan pasar la noche en casa, en nuestra cama, lo decidimos juntos. Sobre todo lo hacemos cuando el chico ya ha estado otras veces con ella y sabemos que es mucho mejor sexualmente cuando yo no estoy mirando. Todo tiene sentido, pero todavía lucho con las emociones. Es mejor para nosotros dos de esta manera, pero claramente, no todos los maridos nos sentimos totalmente cómodos con nuestra esposa estando por su cuenta con otro hombre.
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