jueves, 2 de noviembre de 2023

¿TE AFECTA VER QUE TU MUJER BESE A OTRO HOMBRE?

     Cuando tu esposa o tu novia está con otro hombre y se están besando  profundamente, ¿Cómo te sientes?  ¿Te sientes dolorido? ¿Te sientes emocionado y estimulado también? ¿Te sientes confundido a veces?

Las emociones que sentimos varían de unos cornudos a otros y de unas ocasiones a otras, lo cual es completamente normal.

Las primeras veces suelen ser especiales por los sentimientos que tenemos y por lo que habíamos imaginado. La mayoría de nosotros, cuando la vemos besarse las primeras veces en que nos metemos en el mundo de los cuernos, sentimos como si un cuchillo nos atravesara. Y a algunos también les ocurre lo mismo si ven que otro hombre les está chupando y besando sus tetas.

Cuando vemos estas cosas nos sentimos heridos, traicionados, como excluidos en nuestro matrimonio.

La única intimidad que me parecía razonable entre mi mujer y el hombre del que, según ella, estaba enamorada era saludarse con un pequeño beso al encontrarse o al partir, ya fuese en casa o en público. 

Era desgarrador ver su amor mutuo frente a mi cara. ¡Me hacían sentir como si fuera invisible y que era un inútil para ella como hombre!  Aquello no me excitaba ni me producía ningún tipo de placer mientras estaba sucediendo, pero sabía que así deberían ser las cosas y me alegré de que ella sintiera esa emoción por el hombre con el que estaba.

En esta situación del principio de nuestra relación cornuda me sorprendió cómo mi mujer (y luego me enteré que a la mayoría de las mujeres también les ocurre) podía llegar a tener tanta intimidad como para darse besos profundos, con alguien que acaba de conocer. 

Poco a poco las cosas han ido cambiando A mi esposa le encanta besarse. Me ponía increíblemente celoso y muy cachondo. A veces, ella y su amante se sentaban en el sofá y se besaban mientras les servía bebidas. ¡Me volvía loco! Me emocionaba y me estimulaba. Y cuando pensaba en lo que había ocurrido, después de verlo, hacía que quisiera que volviera a suceder. ¿Y no les pasaba, o les pasa, a ustedes lo mismo?

Con el paso de los años los celos y la angustia han desaparecido, pero echo de menos aquel sentimiento que tenía al principio. Los celos, mezclados con la emoción de ver a otro hombre follársela eran parte del placer. 

Entiendo perfectamente la estimulación, el dolor y la humillación que sienten los que comienzan en este mundo, y también entiendo que no puedan parar. Yo tampoco pude. 

Por cierto, nunca le dije a mi esposa lo que yo sufría viéndola besarse apasionadamente con sus hombres. Y aunque fue doloroso, fue un dolor del que disfruté más tarde. Estaba muy feliz de que ella pudiera amar a otros hombres tan profundamente, reemplazándome por ellos. También sabía que era un dolor que me merecía por ser un cornudo tan inútil.

Cuando lo hacían en lugares públicos, era muy humillante porque yo me quedaba allí, mirando a mi alrededor para ver si alguien que conocíamos estaba mirando. Pero me parecía obvio que cualquier observador, aunque no nos conociera, se daría cuenta de que al que besaba era su amante y yo su marido. Sentía que todo el mundo se estaba riendo de mí.

Y cosa curiosa, a mi cuñado, al marido de la hermana de mi mujer, que empezó este tipo de vida casi al mismo tiempo que nosotros, le excitaba, y le sigue excitando, ver como su mujer recibía y despedía con un buen beso a su amante a la puerta de su casa, donde cualquier vecino podía observarla y deducir inmediatamente que él era un cornudo. Para él, correr ese riesgo era algo delicioso.

Ya llevamos varios años en la vida cornuda, pero demonios, sí, todavía me afecta, ¡me emociona! Mi esposa siempre ha sido una gran besadora y casi siempre tiene mucha intimidad con quienquiera que esté follando. Si no la veo besando profundamente al hombre con el que está, inmediatamente me pregunto si habrá algún problema entre ellos.

¡Me encanta verla besar! La polla se me pone firme al instante y bien dura.

Para mí, ahora, verla besar es solo una parte de sus relaciones sexuales y no puedo entender a esos maridos que piensan que besar es algo muy íntimo, pero no consideran intimo que su esposa chupe la polla de otro hombre y que esa polla se la meta desnuda en su coño y la llene con esperma. Esto me recuerda una anécdota que me contaron sobre una prostituta que hacía de todo menos besar en los labios, “pues esos solo eran para su marido”.

Ver a mi esposa y a su chico darse un beso profundo, con la lengua del otro en la boca, es para mí casi más excitante que verle a él lamiendo su clítoris.

Quiero que follar sea genial para ella.  ¡Quiero ver y escuchar sus orgasmos! Eso es lo que me da placer y me pone la polla dura. Cuando veo que le besa profundamente y con la boca abierta me demuestra que está disfrutando y que le gusta el chico. Quiero que ella tenga esos sentimientos. Cuando folla con otro es buscando su placer y quiero que lo experimente en todos los sentidos.

¡No me asusta ni me preocupa pensar en que se enamore de él, porque he aprendido, por experiencia, que ella tiene la capacidad de amar a dos hombres y sé que yo soy uno de ellos! 

Cuando mi esposa besa apasionadamente a otro hombre mientras follan, especialmente cuando ambos usan mucha lengua me resulta extremadamente erótico y me excita muchísimo. Cuando mi mujer y yo follamos casi no me besa porque no le gusta como lo hago. Sin embargo, cuando mi esposa tiene relaciones sexuales con sus machos, se besan vigorosamente y se retuercen las lenguas entre sí. Me siento plenamente como un cornudo total sabiendo que mi esposa se niega a besarme durante el sexo, pero no se niega a hacerlo cuando está en la cama con alguno de sus amantes.

Ver su beso profundo es uno de los sentimientos más increíbles. Todavía no puedo entender cómo este dolor emocional origina y crea la agradable sensación de ser un cornudo. Siento que, si mi esposa no tiene su libertad sexual, ya no querría que fuésemos pareja.  Después de que su amante se haya ido, mi esposa y yo tenemos nuestro reencuentro de una manera que nos acerca más que nunca.

Hasta aquí solo me referido, casi exclusivamente, a los besos que da mi mujer en la intimidad, los que se da con sus amantes cuando van a follar o ya lo están haciendo. Pero luego hay otros besos: los que se da en público, en lugares donde la ven más personas.

Estos besos tienen un doble atractivo: son muy excitantes y muy humillantes. Y este doble atractivo es lo que hace que me gusten tanto. Tengo la suerte de que mi mujer siempre ha estado dispuesta a besarse con otros hombres. Lo suele hacer con discreción, pero en más de una ocasión la han pillado. No ha pasado nada, solo que los amigos y conocidos me dirigen sonrisas sabiendo que me había puesto los cuernos o me los pondría no tardando mucho.

Una anécdota: Habíamos ido a cenar con un hombre que ya conocíamos. En el restaurante él se puso a su lado, yo en frente. Empezaron a acariciarse y darse besitos y luego pasaron a besos. Estaban en uno de ellos cuando el camarero se acercó a servirnos y me preguntó: ¿Qué les pasa a esta pareja?

Contesté: Nada. Es el novio de mi mujer y hace tiempo que no se veían, y se tienen muchas ganas.

Con una sonrisa me dijo: ¡Qué tengan un buen trío!

Solo con el primer beso.

El relato que viene a continuación no nos ha ocurrido a nosotros. Es algo que le ocurre con cierta frecuencia a mi cuñado y su mujer (hermana de la mía, y que también es una buena besadora [ puede que sea cosa de familia]).

Mi cuñado y su mujer suelen ir juntos al primer "encuentro y saludo" social para evaluar a un posible nuevo hombre para ella. Siempre fue fácil para él decir si el chico encontraba la aprobación de su mujer, y eso es gracias al "Primer Beso" que ocurre en público, en el aparcamiento, después de una charla en un bar o cafetería. Si los dos le dan su aprobación previa mi cuñada se desliza en sus brazos y se besan... al principio con vacilación, pero luego con más y más pasión, mientras exploran la necesidad que tienen el uno del otro. Mi cuñado me dice que es intensamente emocionante para él verlo. Se separa un poco para evitar que se sientan intimidados de alguna manera. Su mujer, mi cuñada, es libre de besar al chico tanto tiempo y tan apasionadamente como quiera.

Él se siente recompensado por poder mirar durante varios minutos, y ver que las manos de ambos están vagando por el cuerpo del otro.

Siempre sabe cuándo el hombre cumple con los altos estándares de su esposa para besar. Ella se mete en el coche y si está radiante solo dice una palabra: "¡Sí!". Si no le ha convencido también solo dice una palabra “¡No!”




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