MI DESEO SEXUAL
Confesiones de una esposa ardiente.
Amo a mi esposo profundamente y con todo mi corazón. Nunca amaré a otro como lo amo a él. Entonces, ¿por qué disfruto tanto de follar a otros hombres? Pues solo por excitación, por deseo sexual.
A veces tengo el encuentro perfecto que me recuerda por qué hago lo que hago. No es más que puro deseo sexual.
A veces encuentro a alguien que es como yo. Le encanta el sexo y le encanta dar buen sexo. Él es el amante más intenso y con el que más disfruto. Vive fuera, pero está aquí por trabajo.
Nos vemos con frecuencia y el hambre entre nosotros nunca cesa, el deseo y la excitación se vuelve más intensa entre las visitas. Me encanta besarlo. A veces nos besamos hasta el punto de agotamiento. Casi siempre follamos de la misma manera.
Fui a verlo el sábado pasado, vestida como a él le gusta. Bueno, siempre me visto con ropa que sé que a él le gusta.
Inmediatamente caí de rodillas. Le bajé los pantalones y con hambre chupé su polla, tenía muchas ganas de chupársela hasta que me saciara. Tengo, la costumbre o la necesidad, de poner su polla en mi boca antes de hacer cualquier otra cosa. Lo anhelo.
El me necesitaba igual. Pronto me estaba tragando la primera muestra de lo que vine a buscar. No tardó mucho en estar entre mis piernas lamiendo mi coño casi inmediatamente después de lanzar su carga por mi garganta. Simplemente no puede esperar a veces y eso me encanta de él.
Lamió, chupó y provocó mi clítoris, manteniéndome al borde el tiempo suficiente para que me corriera con una intensidad loca y convulsiva. Apenas podía comprender lo que estaba sucediendo, pero sé que estaba gruñendo algo en respuesta, ya que él no se detenía. Sinceramente, pensé que iba a perder el conocimiento.
No tuve tiempo para recuperarme de mi orgasmo, pero tampoco quería hacerlo. Quería su polla dentro de mí, de inmediato. Necesitaba sentirlo dentro de mí hasta la empuñadura. Profundo, penetrante. Quería ser consumida y dominado por él.
Estuvo dentro de mí en unos minutos, y respondí envolviéndolo con fuerza. Mis caderas se movían hacia arriba para encontrarse con cada uno de sus empujes hacia abajo. Gruñí con cada impacto. Lo quería más profundo, más duro. En un momento mis piernas se cerraron alrededor de las suyas para crear más fricción en movimientos más lentos, y de repente llegamos juntos en una serie de largos y explosivos momentos.
Todavía puedo escucharlo gemir y gruñir en mi oído ... el solo pensar en ese momento juntos hace que mi coño se retuerza por él otra vez ... No puedo tener suficiente.
El sexo fue más intenso ese día que nunca. No puedo explicarlo, y no estoy segura de necesitarlo. Sé que él lo entiende, y eso es todo lo que importa. Ya estoy deseando verlo de nuevo. Me cuesta mucho esperar para verlo. Pero no le amo. Todo lo hago por deseo sexual, por lujuria.
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