IMÁGENES
Para muchos es un poco vergonzoso. ¡Pero es tan excitante!, ¿no?
Quiero que ella esté a cargo. Que me mande. Que me diga lo que puedo y no puedo hacer.
Me encanta el sexo. Quiero verla en acción, o escuchar sobre sus citas después de que las ha tenido. De cualquier manera, ella me ha convertido en eso que muchos temen más que nada: un cornudo.
Pero me encanta, me encanta saber que ella comparte su coño y me hace competir, eso me excita muchísimo... y una vez que se experimenta la emoción de una mujer infiel, ya no se puede volver a ser como antes. De todos modos, ¡¡¡era lo que yo quería que ocurriese!!!
Le gusta seducir a su macho, a su amante. Ella hace cosas para llamar su atención que nunca hará conmigo, con su marido. Algunos la llamarían puta. Yo la amo más que el día en que nos conocimos. ¿Por qué? Porque estoy casado con una mujer de mente abierta y altamente sexual. Creí que me casaba con “una mujer decente”, pero la vida es mucho más divertida con una esposa puta. Lo que destruiría un matrimonio convencional consigue que mi polla se enfurezca con fuerza. A ella le gusta seducir a sus machos. Cuando todo funciona bien, todos tenemos más y mejor sexo.
A ella le encanta la forma en que él la maneja. Su marido nunca la toma así. Ella secretamente anhela que un hombre rudo se haga cargo y fuerce su voluntad sobre ella. Su esposo es agradable y todo, pero no condimenta el dormitorio con ese tipo de energía pervertida y animal que ella necesita.
Ella lo quiere áspero, salvaje, un chico malo que rompa todas sus reglas y tome el control, cogiendo y haciendo lo que quiera con su cuerpo. Eso es lo que la moja, lo que la excita. A su marido no le importa que lo obtenga de otros chicos. Es más, le gusta y le excita.
De todos modos, no estaban teniendo mucho sexo. Ahora, lo está consiguiendo 2-3 días a la semana, primero con su amante, después con su marido. Pero las segundas ocasiones son mejores que nada, ¿verdad? No todos los matrimonios son monógamos. Algunas parejas lo prefieren así.
Se supone que las esposas no deben hacer trampa. Las buenas chicas no tienen sexo con otros chicos. Pero ella lo quiere.
¿Y qué hay de su marido? Fue idea mía.
Ahora este extraño que acaba de conocer tiene su cuerpo desnudo. Sus manos corriendo sobre su cuerpo. Sintiendo su culo apretado. Tocándole el coño y las tetas. Sí, van a follar.
Y nunca se ha sentido tan emocionada en su vida. Su corazón se acelera, siente las mariposas en su estómago. Hasta ahora ella solo había follado conmigo, con su marido. Y ahora...
Dejarla disfrutar con otros hombres ha supuesto el mejor sexo que hemos tenido desde que nos dimos el "sí, quiero".
No hay comentarios:
Publicar un comentario