El objetivo de este artículo es examinar qué hace que muchos hombres tengan estas fantasías.
Normalmente la fantasía supera a la realidad. En la realidad de hacer un trio con la esposa, o en solamente mirar como lo hacen la esposa y el amante, suelen interferir otras muchas emociones como la vergüenza, los celos, el miedo, etc.
Veamos las diversas explicaciones que pueden ayudarnos a comprender mejor la dinámica de esta fantasía sexual. No tiene porqué haber una sola causa, lo normal es que haya varias, pero algunas con más intensidad que otras.
A) Hay psicólogos que plantean la hipótesis de que los hombres viven actualmente en una "cultura pornificada", por lo que sus apetitos sexuales están influenciados por las "realidades" que encuentran en la Web, como resultado de la exposición repetida a las seductoras exageraciones del sexo en Internet, ¿por qué sus fantasías eróticas no comenzarían a incluir imágenes de su esposa que entra en éxtasis al mantener relaciones sexuales con algún semental poderoso (con quien se identifican convenientemente)?
Solo tiene sentido (erótico) que, si ahora estamos sujetos a una cultura centrada en la pornografía, muchos hombres fantaseen con su pareja convirtiéndola en una tentadora y provocativa estrella porno, que exhibe crudamente su más provocativa sexualidad, y con un súper semental metiendo agresivamente su enorme pene en cualquier orificio que ella tenga para ofrecerle.
Después de todo, ¿Qué habría de anormal en que un hombre se excitara muchísimo al imaginarse a su pareja como una mujer realmente muy caliente y siendo febrilmente codiciada por otros hombres viriles (posiblemente incluso más viriles que él)?
Sin lugar a dudas, aquí hay una gran participación del ego. Porque la idea de compartir a su esposa altamente deseable y "tentadora" (a menudo se hace mucho más atractiva a través de sus imaginaciones de lo que realmente podría ser el caso) le permite enorgullecerse de que él es el que conserva la "propiedad" final de su mujer. La mujer es suya, es su mujer.
B) Una vez que se llevan varios años de matrimonio o de relación, gran parte de la ilusión y del entusiasmo sexual original puede haber disminuido.
Entonces, si, a través de la fantasía, un hombre logra imaginar a su esposa como una mujer sexual y apasionada, puede volver a restaurar total o parcialmente parte de ese disfrute sexual que ahora posiblemente le falta.
C) El motivo que manifiestan muchos maridos es la adopción de principios feministas porque con estas prácticas sus esposas aumentan su independencia y su autoconfianza. Para estos maridos, otorgar a su esposa la libertad de expresar con otros hombres su sexualidad libremente es un excitante y un gratificante considerable.
Es fascinante que (ya sea en la fantasía o en la realidad) el enfoque de un hombre en la realización sexual "ilícita para la sociedad" de su esposa pueda ayudarle a experimentar una gratificación sustancial por sí mismo. Es decir, para él es intensamente erótico y excitante identificarse con su mujer cuando ella está con otro hombre.
D) Muchísimos maridos se excitan al ver a su esposa excitada, ¡y cuanto más, mejor!
Estrechamente ligado a la gratificación de un hombre al imaginar que su esposa está afirmando su libertad total y absoluta para "soltar" su erotismo más atrevido con otro hombre, está su emoción al fantasear con ella teniendo orgasmos increíbles y un gran placer. El hecho de que un hombre se excite indirectamente al imaginar vívidamente el placer desmesurado que experimenta su pareja al mostrar sus propios impulsos sexuales más primitivos y ser "tomada” por otro hombre podría entenderse como una especie de "sexo sustituto".
Entonces, cuando un hombre heterosexual se atreve a crear en su mente la ruptura por parte de su esposa del compromiso matrimonial, y posiblemente incluso la anima a hacerlo, está jugando un papel vital en lo que podríamos llamar una "doble transgresión" de las normas de la sociedad. Fantaseando voluntariamente sobre sí mismo como un cornudo, pero completamente a cargo de su engaño, sus "fantasías prohibidas" pueden ser especialmente gratificantes, porque se liberan de todas las barreras sociales y morales, para alcanzar lo que podríamos llamar la "emoción pura".
D) ¿Qué podría ser más excitante que lo que la sociedad desaprueba o es un tabú?
Aquí nos centramos en el atractivo que tiene lo escandaloso y prohibido. Dado que, tradicionalmente, un cornudo es alguien a quien se desprecia y se burlan de él, ¿por qué un hombre imaginando que su esposa está con otro hombre con su consentimiento, es algo que puede excitarlo sexualmente? Una vez más, debemos considerar que cualquiera que "componga" una fantasía de este tipo (por escandalosa o impactante que sea) está ejerciendo una especie de dominio sobre ella,
Es esencial comprender que lo que podría ser humillante al imaginarse a la esposa de uno teniendo sexo con otro hombre, al idealizarlo se transforma en algo que no es humillante en absoluto, sino erótico. Parece que hay como cierto masoquismo en todo esto. Este tipo de fantasías pueden hacer sentir al fantaseador como más poderoso, más fuerte psicológica y mentalmente, si la fantasía es sobre un tema culturalmente vergonzoso. Y este aumento de su poder psicológico y mental puede ofrecerle gratificación sexual, pues también le ofrece la liberación de la condena y del prejuicio social.
E) También hay que señalar que las imaginaciones sadomasoquistas pueden permitir que algunos hombres se identifiquen, casi simultáneamente, con ser dominados y dominantes.
Totalmente a cargo de su fantasía, incluso los elementos masoquistas de su fantasía están bajo control. Por más desviado o patológico que pueda parecer, la fantasía del cornudo afirma algo fundamental en su sentido sexual del yo.
Su mujer le hace disfrutar y excitar sexualmente al entregarse a otro hombre delante de él, pero lo hace porque él se lo autoriza y esta sería su parte dominante. Y la parte dominada estaría en que su mujer hace algo que la sociedad no ve con buenos ojos y eso le hace parecer un pobre infeliz frente a los demás. Su mujer hace eso porque quiere y él no lo puede evitar.
F) Si imagino a mi esposa con otro chico, puedo sacar a relucir de forma encubierta mis impulsos bisexuales [reprimidos].
Hay bastantes hombres que en su deseo de que su esposa tenga relaciones sexuales con otro hombre están enmascarando sus deseos bisexuales. Realmente a estos maridos también les excita tocar el pene de otro hombre, chupársele, e incluso ser sodomizados con el pretexto de que a su esposa le gusta y le excita verle a él haciendo esas cosas.
Entonces, lo que hay que ver aquí es si esos escenarios imaginados terminan enfocándose en dos hombres complaciendo a la mujer, o si se trata de una maniobra de "cebo y cambio" en la que el fantaseador se percibe a sí mismo como el principal objeto sexual.
Este artículo es una traducción y adaptación del que escribió en 2016 el psicólogo Leon F. Seltzaer. Ph.D, y que apareció en la página Psychology Today.
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