¿SECRETO?

¿SECRETO?

        ¿Las parejas cornudas decimos lo que hacemos? ¿Lo mantenemos en secreto? Como en todos los aspectos de la vida hay de todo. He aquí algunos testimonios de diferentes manera de afrontar el hecho de ser una pareja cornuda.

Parejas que lo llevan en total secreto.

        Nosotros siempre lo hemos mantenido como un secreto muy bien guardado. Al mantenerlo en secreto también lo mantenemos como algo muy especial, esta es nuestra vida oculta erótica, compartida con nadie. Ninguno de los amigos y familiares lo entenderían, entonces, ¿por qué molestarse en siquiera intentar explicar, o incluso justificar? No veo valor en que otros lo sepan, pero acepto que a algunos en este estilo de vida les resultaría excitante que otros lo sepan.

        Mantenemos a nuestra persona pública separada de nuestras vidas privadas. Pared de ladrillo muy grande. Sin pistas, sin doble sentido, sin insinuaciones. Los condones se guardan en un lugar muy privado en nuestra casa, por lo que incluso si alguien revisara nuestro botiquín, verían solo lo que la mayoría de la gente tiene. Incluso su ropa muy erótica se mantiene separada. Pensamos que así es todo más seguro. 

        Por nuestro tipo de trabajo (somos profesores) no podemos permitirnos ni que se sospeche que llevamos esta clase de vida. Para nuestras actividades sexuales nos vamos a una gran ciudad lejos de donde vivimos.

 Parejas que lo llevan en secreto, pero si alguien lo descubre no se preocupan en andar negándolo.

        Normalmente no se lo digo a nadie, pero un día se me escapó cuando estaba hablando con un amigo mío. Estábamos hablando de sexo, luego de un trío, y luego de mi esposa. Ahora sabe que no me molesta que ella folle con otros y él a menudo folla con ella. ¡Realmente me excita cuando dice que mi esposa es una mujer caliente y que es una maravilla en la cama!

        Aparte de las personas con las que estamos involucrados, nadie ha sido informado. Lo curioso, sin embargo, es que la madre de ella sabe de su vida sexual (sin relación de compromiso, follando con chicos casados) antes de que nos conociéramos y nos casáramos. En particular, su madre se ha burlado de ella acerca de "cuántos esposos ha tenido, incluidos los de otras mujeres".

        La familia y algunos amigos saben que ella "hace trampas" (rara vez se toma muchas molestias para ocultarlo) pero creen que lo soporto porque la amo (cosa que hago). Por lo que yo sé, nadie sabe que lo acepto gustosamente, y mucho menos que me apetece. Me gusta discutirlo por correo electrónico con aquellos que parecen entenderlo o están en una situación similar a la mía, pero no conozco a nadie en mi vida personal con quien me sentiría cómodo al abordar el tema.

        Mi esposa solo se le dijo a otra persona, "Jane". Pero ella le dijo que me estaba engañando. Jane engaña a su esposo a sus espaldas, se reúne con hombres en eventos de "solteros maduros". Mi esposa quería acompañar a Jane a estos eventos, principalmente para bailar, pero también para follar ocasionalmente. Aparte de eso, nadie lo sabe. Es nuestro secreto.

        Mi esposa no se anda escondiendo mucho cuando va con otro hombre. A lo largo de los años ha habido amigos y familiares que la han visto en situaciones embarazosas y secretamente me lo han dicho. Algunos me han sugerido que “me ponga en mi sitio”, que es la única forma de detenerla. Otros parecen asumir que soy demasiado estúpido para saber qué está pasando, por lo que intentan “explicármelo". Algunos solo lo insinúan, sin siquiera decirme nada. Por supuesto ninguno sospecha que me encanta que mi mujer ande con otros y que soy su cómplice en mis puestas de cuernos.

Parejas que no lo ocultan.

        Son parejas que se lo han dicho a su familia y a los amigos íntimos. No les preocupa e incluso se sienten arropados por ellos.

        Algunas parejas amigas lo saben, y se burlan y me humillan suavemente, lo cual me encanta. Aparte de ellos nadie más lo sabe.

        Nos encontramos en la “cama redonda” de un club de intercambio con la hermana de mi mujer y con su marido. No nos dio ninguna vergüenza que nos vieran ni reconocer que nos gustan las prácticas cornudas. Ahora, en ocasiones, son nuestros “cómplices”.