Una de las cosas que nos gusta hacer antes de ir a follar es juguetear un poco y a veces un mucho. A veces el juego acaba con ella bien abierta de piernas y la polla de otro bien metida en su coño.
Casi siempre quedamos en un restaurante o en un club para charlar e irnos calentando poco a poco y llegar al hotel bien calentitos.
Del restaurante o club vamos al hotel en nuestro coche. Yo siempre voy conduciendo. Mi mujer y su macho van en el asiento de atrás.
En cuanto se meten en el coche las manos de él ya no salen del cuerpo de mi mujercita, y las de mi mujercita salen poco del cuerpo de él.
Del asiento trasero me llegan interminables y variados sonidos: gemidos, risitas, sorbos, golpecitos, arcadas, tragar y grandes suspiros. No puedo ver mucho cuando conduzco, pero veo y escucho lo suficiente, y lo demás no me cuesta mucho imaginármelo.
Hay ocasiones en que la cosa está muy animada y conduzco de forma que el trayecto hasta la habitación sea más largo. En ocasiones es tan largo que en la habitación ambos se corren por segunda o tercera vez, pues la primera vez y la segunda ya lo han hecho en el coche.
Si no lo habéis probado todavía hacedlo y pronto. Veréis a vuestra querida esposa en celo, deseosa de otro macho y como se las ingenian ambos para darse mutuo placer en un espacio tan reducido.
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