martes, 27 de septiembre de 2022

ME GUSTA QUE SEA UNA PUTA

 ME GUSTA QUE SEA UNA PUTA

        Hay maridos cornudos que dicen claramente que les gusta que su esposa se comporte como una puta cuando le pone los cuernos. Hay maridos y machos corneadores que desean sacar de la esposa “la puta que lleva dentro”. Otros hablan de “emputecer” a la esposa o a la amante. Hay muchas esposas que preguntan a su marido ¿te gusta que sea tu puta?

        ¿De dónde vienen estas ideas? Son ideas tradicionales de nuestra sociedad y de nuestros valores religiosos judeocristianos.

        Tradicionalmente la esposa solo puede tener relaciones sexuales con su marido y su misión es procrear, cuidar de los hijos y satisfacer a su marido. Todo lo que sea salirse de ese esquema estaba considerado malo.

      Recuerdo el comentario de una de mis abuelas a sus 85 años: “Que un hombre casado esté con otra mujer está muy mal, pero que una mujer casada esté con otro hombre no tiene perdón de Dios”. ¿Cómo con esa mentalidad se le puede proponer a una mujer casada que folle con otro hombre delante del marido? IMPENSABLE.

        Pero las cosas no quedaban ahí. Mi mujer me ha comentado que señoras mayores hablaron en alguna ocasión delante de ella, de sus prácticas sexuales. Ellas y sus maridos no hacían juegos previos. Ellas se abrían de piernas y el marido se corría cuando le venía. La mayoría de las veces ellas no tenían un orgasmo, si lo tenían era porque después se masturbaban.

        Como curiosidad, y para ahondar en esto que estoy diciendo, escribo una frase que escuché de jovencito y que era la oración de la pareja casada antes de tener sexo "Esto que hacemos, Santo Señor, no es por vicio ni por fornicio, sino por tener un hijo para tu santo servicio".

        Las únicas mujeres que hacían todo eso que les estaba “prohibido” a las esposas eran las PUTAS. Su trabajo consistía en dar satisfacción sexual a los hombres en todo aquello que una esposa no “podía ni debía hacer”.

        Pero había mujeres que habían sido PUTAS, salían de ese trabajo, se casaban, tenían hijos y se redimían. Volvían a ser mujeres normales, mujeres como Dios manda.

        Esto podía suponer que toda mujer lleva en el fondo de su ser una tendencia a ser PUTA. El marido “moralmente” puede intentar que su mujer sea una PUTA con él en la cama. Para que sea una PUTA con otros hombres hay que despertar o sacar a la luz a la PUTA que lleva dentro. Hay machos corneadores que se consideran maestros en EMPUTECER a las esposas.

        Hoy en día estas creencias no tienen sentido. Afortunadamente la mujer tiene libertad para manifestar su deseo sexual y sus ganas de satisfacerlo. Ya no se considera que la mujer le debe fidelidad al marido, ahora se considera que en la pareja cada uno debe fidelidad al otro, pero si ambos llegan a un mutuo acuerdo de tener ciertas prácticas sexuales no hay ni engaño, ni infidelidad, y la esposa ya no tiene que ser una PUTA para hacer esas prácticas sexuales.


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