QUITANDO EL CONDÓN
Yo creo que a todos o a casi todos los que llevamos este estilo de vida nos ha ocurrido que alguna vez nuestra esposa ha follado sin condón, bien porque se lo ha quitado ella o se lo ha quitado el amante con el que follaba. Y casi siempre esa primera vez es la que ha abierto el coño de la esposa para sucesivos encuentros. Aquí relatamos alguna de esas primeras veces en que se hizo sin preservativo.
Mi marido y yo habíamos acordado que solo me la meterían con el condón puesto todo el tiempo. Estaba jodiendo con un chico muy atractivo y muy bien dotado. Antes de metérmela se puso un condón, pero a mitad de camino me preguntó si se lo podía quitar. Mi marido estaba viéndonos, lo escuchó y no dijo nada. Yo tampoco pude decir nada, estaba tan emocionada y excitada que deseaba que me la metiese a pelo. Metí las manos hacia mi coño y le empujé para que se separase un poco. Inmediatamente lo hizo.
Se quitó el preservativo y me la metió rápidamente. La sensación de que no le importase a mi marido que me jodiesen a pelo, el deseo de joderme a pelo de este hombre y la sensación de sentir la polla desnuda dentro de mí fue tan especial y tan excitante que tuve un primer orgasmo de inmediato. Después tuve más.
Posiblemente esta situación ha sido la más emocionante y excitante que he tenido nunca.
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Cuando empecé en este estilo de vida, siempre lo hice con condones. Comencé a ver a un chico de forma regular, él se convirtió en mi novio, en mi amante, pero seguíamos follando con preservativo. En uno de nuestros encuentros veo que me la quiere meter a pelo. Le dije que no, pero él insistió. Me picó el gusanillo de la curiosidad y le dije que de acuerdo, pero con la condición de que no me echase la leche dentro. Me prometió que así lo haría. Joder a pelo me encanta, y sentir la polla desnuda dentro de mí me vuelve loca. Y en esa ocasión era la primera vez que me la metía a pelo un hombre que no era mi marido, y además era un hombre de confianza con el que había estado varias veces.
Cuando llegamos al momento del orgasmo no pude dejar que se quitase. Simplemente me aferré a sus nalgas y lo sostuve profundamente dentro de mí. Fui a casa y le confesé a mi marido lo que había pasado. A mi esposo se le puso tiesa al instante y agradeció que me hubiese follado a pelo pues me dijo que mi coño estaba delicioso tan lubricadito.
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En esa época nos movíamos en el mundo swinger y ella siempre usaba un condón, era algo que ambos habíamos acordado. Le pregunté qué quería para su cumpleaños. Ella me comentó que se acordaba del chico negro de la última fiesta y pensó que sería el regalo ideal. Arreglé todo para que fuese su regalo de cumpleaños. Antes de comenzar ella le dijo que debía utilizar condones. Cuando estaba listo para la penetración, se puso uno.
Follaron en todas las posiciones posibles. Después de que él eyaculó, se quitó el condón. Se quedaron tumbados acariciándose uno al otro. Cuando se le empezó a poner tiesa otra vez, se colocó encima de ella y comenzó a frotar la cabeza de su polla sobre su clítoris y a pasarla por la abertura de su raja. Él estuvo bastante tiempo jugando de esa manera, tanto que ella le empezó a rogar que se la volviera a meter. Al principio él no la hizo caso, pero ella insistía en su petición.
Llegó un momento en que o él consideró que ella ya se lo había pedido bastantes veces, o que él tenía muchas ganas de volvérsela a meter o ambas cosas a la vez, el caso es que de un solo golpe se la metió hasta los huevos. Yo miraba como la estaba jodiendo y me sentí totalmente impotente para pedirle que la sacase y se pusiera un condón. Cuando finalmente se retiró, su coño estaba abierto y goteando mucho semen.
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La primera vez que estuve con un hombre de color lo organizó mi marido. Nos fuimos a un hotel y los tres estuvimos un buen rato disfrutando del sexo. Este nuevo chico siempre que me la metía tenía un condón puesto. Llegó un momento en que mi esposo se excusó para darnos un tiempo a los dos para que jugásemos desinhibidamente, y se bajó al bar del hotel.
En cuanto mi esposo salió de la habitación empezamos a joder de nuevo. Yo estaba disfrutando muchísimo y, por lo que me parecía, él también. Llevábamos un ratito y me dijo muy suavemente que si podía quitarse el condón. No hice mucho caso, pero insistió y me pidió que le quitara el condón. Me sacó la polla, la colocó muy cerca de mí, y sin pensarlo le quité el condón.
Inmediatamente me la metió, seguimos jodiendo y me echó su leche dentro de mi coño un par de veces. Cuando lo dejamos estaba incrédula por lo que acababa de hacer. Le pregunté si estaba seguro de que estaba limpio, que no tenía ninguna enfermedad. Me aseguró que sí, pero estuve nerviosa durante el tiempo que transcurrió hasta que fui al ginecólogo.
Pienso que la variedad es la especia de la vida, pero en esta ocasión me dejé atrapar por el momento.
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