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La estaba jodiendo con ganas, él disfrutaba mucho, ella también, y yo no me quedaba tampoco atrás en el disfrute.
La estaba jodiendo a pelo. No me agradaba la idea de que se corriera dentro de ella y la dejara preñada, así que le dije: No se lo eches dentro, la puedes dejar preñada, pero él sólo se rio. Ella contestó: ¿Y qué pasa si me preña? ¿En el fondo no te gustaría?
Ser un cornudo tiene un precio. Hace un momento nos hemos corrido su amante y yo dentro de mi mujer. El se la ha metido por el coño y yo por el culo. Nos hemos corrido casi al tiempo. Ahora me toca a mi limpiar toda la leche que le hemos echado. ¡Es mi trabajo como marido cornudo, pero es un gran trabajo!
Me encantan los besos y los juegos previos tanto como follar, y siempre beso a mis amantes profundamente y con muchas ganas. ¿Qué mejor manera de mostrarles lo hambrienta y agradecida que estoy por las grandes pollas que me meten?
No cariño, no vas a estar con nosotros esta vez. Tú te quedas en la puerta o en el cuarto de al lado mientras él jode conmigo. Ya sabes que las paredes son un poco delgadas, así que podrás escucharnos perfectamente… ¿Estás seguro que te sentirás bien escuchándonos a mí y a mi amante follar y jadear al sentir un orgasmo tras otros como tú nunca has podido hacerlo?
La mujer tiene cara de desafío. Está mirando a su marido mientras está en brazos de su amante. La de cosas que le está diciendo con la mirada y con los gestos. ¡Mis tetas, mi cuerpo, ahora es suyo! ¡Y mi panza también es suya! Y aunque la panza sea del marido, a éste, cuando oye estas palabras, se le pone la polla tiesa y dura.
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