HACIENDO AMISTADES
Yo soy un macho corneador que busca mujeres casadas para acostarme con ellas mientras su marido nos mira o participa de una forma más o menos discreta.
Normalmente acudo a clubs o discotecas para buscarlas y me resulta muy entretenido y excitante el proceso que sigo para intentar conseguirlo.
Cuando veo a una mujer que está con otro hombre y no mantienen una conversación activa, y ella va vestida de forma más o menos provocativa y empieza a mirarme y coquetear visualmente conmigo, la sonrío y me acerco, comenzando a hablar con ella y con el que suele ser su marido.
Normalmente suele darse una reacción de aceptar el juego y el coqueteo por parte del marido o acompañante, aunque en raras ocasiones el marido o novio, cuando sonrío y comienzo a hablar con su mujer se acerca más a ella y me mira como si me fuera a arrancar la cabeza... eso significa que me he confundido y retrocedo y me alejo. Curiosamente la mujer suele dirigirme una sonrisa como en señal de agradecimiento. Estos casos suelen ser de parejas que no saben dónde se han metido, y la mujer viste con ropa relativamente provocativa porque esa es la que ella cree que hay que ponerse para salir de noche. Realmente no son parejas cornudas.
Ya he dicho que normalmente el marido acepta el juego e intenta unirse a la conversación, aunque me dirijo más a su mujer. Mientras sigamos hablando hay posibilidad de que la conversación cambie de ir a otro sitio o vernos en otro lugar y que ellos se emocionen de hacer eso. Probablemente él está orgulloso de que su mujer haya llamado la atención y haya “ligado”. Es una buena ocasión para llegar más lejos. Pero aquí hay una disyuntiva. Si propongo ir a otro sitio y la mujer dice que sí, y él se queda callado esa es muy buena señal para que acabe en la cama con su mujer. Pero si él sigue hablando y riéndose lo más probable es que todo termine como una amistad con muchas posibilidades de volvernos a ver y que en esa próxima ocasión su mujer se abra de piernas, que yo se la meta y él disfrute mirando.
Otra situación es que cuando me acerco, el marido se aleja un poco de ella, mira hacia abajo o hacia alrededor y no trata de unirse a la conversación, mientras su esposa y yo continuamos hablando, riendo y empezamos a jugar haciendo pequeñas travesuras. Esta es una señal bastante buena de que puedo llegar donde ella quiera y que él se someterá. Es muy emocionante y muy excitante ir yendo cada vez más lejos con frases atrevidas, pequeños roces con su cuerpo, miradas, … con una mujer que tiene a su marido a su lado.
Hay maridos que en esos momentos se ausentan durante quince o veinte minutos para ocuparse de algo mientras su mujer y yo hablamos. Ese algo puede ser “ir a buscar algo en el automóvil”, “llamar por teléfono” o cualquier otra escusa que se le ocurra. La reacción de su mujer me suele indicar que estrategia debo tomar y hasta donde puedo llegar. En esta situación, lo habitual es que termina con mi polla entre sus piernas.
No es raro que la pareja vaya por separado a un club o lugar de reuniones similar, y que cada uno parezca que está solo, durante un rato o durante toda la noche, para ver que sucede. Esto les resulta muy excitante a muchos maridos cornudos y muy halagador para muchas mujeres que así se sienten atractivas para los hombres.
La mujer actúa, casi siempre, como si estuviera sola y puede hacer una señal o una llamada a su marido indicándole que se puede ir a casa o donde hayan quedado, o también puede decirle, al hombre con el que ha contactado, que su marido está allí, que da su aprobación y que le gustaría ver como follan, pues es un cornudo mirón.
Como se ve, las posibilidades son varias, y así cada pareja puede escoger aquella con la que se sienta más cómodo y con la que más disfrute.
Yo, como macho corneador, también disfruto mucho en estas situaciones.
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