Yo como marido siempre he visto, nunca he participado, desde la primera vez que recibió la polla de otro hombre mientras estábamos de vacaciones.
Desde entonces y hasta este momento estoy involucrado en cada aspecto de sus encuentros, desde el primer contacto con el hombre y en todas las reuniones.
Siempre estoy presente e interactúo libremente con sus amigos. La única línea que he dibujado es que una vez que comienzan a intimar, me desvanezco de la escena. Este es SU tiempo para divertirse, no NUESTRO tiempo para divertirnos.
Supongo que, para poner esto en su debido contexto, hay que considerar que es algo así como su hobby. Al igual que a algunas mujeres les gusta hacer punto, coleccionar antigüedades y cosas por el estilo, mi esposa disfruta follando con otros hombres.
Para mí, la "emoción" está en el encuentro con el hombre socialmente. Ver sus interacciones, la forma en que coquetean y luego como siguen adelante en su diversión íntima es un gran placer para mí.
Entonces, aunque ella disfruta el aspecto físico del encuentro, es justo decir que yo disfruto el aspecto mental.
Al ver su reacción cuando la polla del macho toca su coño por primera vez, la forma en que reacciona cuando se la mete y, por supuesto, cuando se corre, todo es súper atractivo para mí. Son actividades que nos dan para muchas conversaciones y nos permiten que juguemos durante mucho tiempo después del encuentro.
¡Finalmente, no soy un hombre humillado! Lejos de eso discutimos abiertamente todos los aspectos del encuentro, desde el contacto inicial hasta su final. Mi opinión tiene igual valor que la de ella con respecto a con quién joderá y cuándo ocurrirá. Estamos juntos en esto y cuando ella quiera parar, podrá hacerlo sin que yo objete nada.
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