Hay maridos cornudos que habitualmente chupan la polla del macho o del amante de su mujer, hay maridos que se declaran claramente bisexuales y otros claramente heterosexuales, pero se da el fenómeno que a unos y a otros les encanta chupar una polla. Pero ¿qué tiene de fascinante para que les guste y les agrade hacerlo?
La sexualidad humana, como todo lo relacionado con el comportamiento y los gustos de las personas, es como los granos de arena de una playa, hay muchas variaciones entre ellos.
Contestar a esta pregunta es tan difícil como contestar ¿Por qué una persona se excita cuando ve a una embarazada? ¿Por qué hay hombres que prefieren a las mujeres jovencitas que están en los veinte años y a otros les atraen más las mujeres maduras que andan sobre los cuarenta? ¿Por qué a unos les gustan las películas de acción más que las musicales? Son preguntas que, hoy por hoy, son casi imposibles de responder. Todos somos producto de nuestras experiencias de vida y de una mezcla de hormonas y productos químicos hasta el punto en que uno solo puede decir soy lo que soy.
Lógicamente hay muchos tipos de maridos chupadores de pollas: los que solo chupan o lamen conjuntamente con su esposa para que la polla se ponga bien tiesa y bien dura; los que lamen solos y con la misma finalidad; aquellos que quieren dar placer oral y les gusta que les echen una buena carga en la boca y aquellos que también quieren sexo anal y no les importa, o desean, besarse con otro hombre en los labios. Son actuaciones que cubre un amplio espectro que va desde la heterosexualidad a la bisexualidad, mezclados con rasgos claramente homosexuales.
Para los maridos cornudos es un acto de sumisión que tiene que ver con el hecho de arrodillarse ante un hombre que está delante de él con su polla y sus bolas a la altura de sus ojos, polla que se va a meter en el coño de su mujer.
Normalmente es ella la que inició este aspecto de chupar la polla y los huevos tanto antes de metérsela como cuando se la saca. La esposa se excita mucho viendo así a su marido y le insulta suavemente llamándome “mi cornudo”, “cabrón”, “chupapollas”, “maricón”, etc. insultos que también le gusta al marido que se los diga porque le sube la excitación.
Hay maridos que se consideran casi 100% heterosexuales, a pesar de que les encanta la sensación de una polla en la boca. Están felizmente casados, con una buena vida sexual, que follan a su esposa 4 o 5 veces a la semana y les encanta tener su polla enterrada profundamente dentro del coño de su mujer. Son maridos a los que los hombres no les encienden, y por lo general ni siquiera se ponen duros cuando están chupándosela a uno. Besar a un hombre o el sexo anal es algo impensable para ellos, pero les gusta chupar una polla jugosa y agradable, les encanta la sensación de sumisión que tienen, son maridos, son hombres, a los que les va todo lo relacionado con chupar la polla: sentir crecer una polla en la boca, lamer sus bolas y tratar de que le entre toda en su garganta. Es un placer añadido, que el macho les diga que chupa mejor que una mujer y que gima de vez en cuando mientras le están chupando.
No hay duda de que para un hombre que chupa una polla ese acto es un fetiche sexual, es algo que le produce una excitación sexual intensa. Si con esta excitación disfruta él y otras personas y ese acto no causa daño de ningún tipo a nadie, lo mejor es seguir con esa práctica.
Para el macho corneador, cuando un marido le chupa la polla, es una forma de sumisión hacia él, y se considera como una forma de establecer su superioridad sobre el cornudo. Es un acto que supone la aceptación de la posición del macho corneador en relación con él, con el cuco, con el cornudo.
Un macho experimentado nos relata su experiencia de la siguiente manera:
Si el marido es bisexual, quiero que me pida mi polla, y tiene que ganarse el derecho a disfrutar de la sensación de mi gran polla en su boca. Me encanta darle una bofetada con mi polla y quedarme a corta distancia de él mientras intenta recuperarla y meterla en su boca. Y me encanta besar y manosear a su esposa mientras lo miramos y ambos lo humillamos verbalmente por ser una mariquita tan patético.
Si es heterosexual y odia chupar la polla, eso presenta un conjunto completamente diferente de oportunidades. Su esposa tomando videos de él luchando por no dejarse amordazar. Regañarle por mamar y chupar tan mal, tal vez sacarla y golpearle en la cara por usar sus dientes.
Soy un buen tipo en la vida cotidiana, no me gusta dominar a las mujeres, pero hay algo en un sumiso que saca a relucir un sadismo latente pero muy poderoso en mí.
Psicólogos especialistas en sexualidad explican por qué alguien puede encontrar placenteras estas prácticas de sumisión: "La mayoría hablan del placer de no ser dueño de ti, de dejarte llevar por el otro, perder la voluntad, simuladamente, para hacer disfrutar al otro. Otros reconocen que bajo los juegos y fantasías de sumisión se encuentra la vergüenza a pedir o llevar la iniciativa con determinadas prácticas sexuales, que sí se permiten cuando es el otro quien 'te obliga".
Para los sumisos, el serlo es un juego sexual donde la pareja ejerce el rol de amo o ama y el otro entrega voluntariamente su cuerpo y su mente para experimentar muchas veces placeres relacionados con diferentes situaciones. Hay que subrayar que cuando se acaba el juego se termina también ser un sumiso.
Todo “juego” debe ser planteado y aceptado por los participantes estableciendo límites y una "palabra de seguridad" que es una palabra acordada por la pareja. Cuando el sumiso considera que lo que está soportando no es agradable, pronuncia esa palabra y de inmediato se interrumpe el juego y se termina la sumisión.
De lo que se trata de este juego, de esta fantasía de los cuernos, es de disfrutar la pareja, y si ese disfrute acaba y comienzan a ocurrir cosas desagradables lo que hay que hacer es acabar esa sesión.