LIGANDO EN PUBLICO
Una de las situaciones que más me agrada es ver a mi esposa con un amante en público, viéndola con su amante en un ambiente festivo donde la mayoría de las personas saben que es mi esposa y donde todos o casi todos se imaginan que su acompañante la está follando.
Me gusta mucho ver cómo responde al hombre con el que está ahora, ver sus expresiones faciales, su lenguaje corporal y escuchar su conversación coqueta. Todo ello es como abrirle una ventana a su personalidad que nunca observé antes. Guau, ¡ella es mucho más sexy cuando salimos!
Cuando volvemos a casa le sacamos mucho provecho a los recuerdos del evento. Ella se burlará de mí con un detalle en el momento o lugar más inesperado, y hará todo lo posible para decirme lo bueno que era su amante mientras estamos jodiendo en casa en nuestra cama. Ella puede hacerme sentir que no existo durante horas cuando está con él, y luego darme todo cuando estemos solos más tarde.
No menos importantes, son las fiestas en las que ella desfila frente a sus amigos mientras los miro desde un lugar discreto. Hay algo acerca de su intimidad pública que aumenta mis latidos a niveles récord. Puedo estar mirándola durante horas, mirar sus caricias suaves, su brazo alrededor de su cintura, sus risas tontas. Nunca es más que una delgada línea entre inocencia y escándalo, pero las miradas en algunas de las caras de los invitados me tienen dolorosamente duro toda la noche.
Siempre se va con alguno después de la fiesta y a menudo me rindo ante la necesidad de ir a la habitación de invitados solo. Pero siempre hay un tiempo más tarde en el que estamos juntos, cuando ha terminado de follar y cuando la mayoría de los invitados se han dado cuenta que ha pasado la noche con otro y ha vuelto conmigo por la mañana.
Las reuniones, las fiestas, los encuentros en lugares públicos son un día entero dedicado a la excitación sexual, con sus sorpresas y altibajos, viendo a mi hermosa esposa con un pequeño conjunto sexy ligar con un chico que yo a veces conozco y otras no.
Me gusta que me dirija ocasionales sonrisas deslumbrantes que me dicen que ella me ama por estar allí. Un orgasmo dura unos segundos, esto dura varias horas, o tal vez un día. Y luego, tenemos esos recuerdos, por lo que pequeñas cosas hacen que el momento sea especial: los toques y las risas que comparten, esa mirada de pareja enamorada que muchos otros reconocen en público, los momentos incómodos pero llenos de calor cuando otras personas o los camareros y empleados miran fijamente y se maravillan de la intimidad de mi esposa con los hombres con los que ella está.
Todas esas cosas son como inversiones para nosotros, que cobramos cuando estamos solos juntos más adelante. Ella y yo simplemente nos miramos en esos momentos y a veces sonreímos, pero sabemos que todos los recuerdos siguen ahí cuando los necesitamos.
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