POR EL CULO
En los comienzos de nuestra vida como
pareja cornuda me topé con algo que realmente ayudó a mi pequeña mujercita a
ser más cachonda y activa y que inició un nuevo periodo en nuestra relación
cornuda.
Estoy seguro de que, como muchos de vosotros,
cuando follo con mi esposa fantaseamos con lo que hemos hecho, nos gustaría
hacer, cosas que están por ahí y cosas que simplemente no hemos conocido.
El sexo anal lo practicamos con
relativa frecuencia, pues a ella le gusta y a mí también. En una ocasión me
dijo que mi polla era perfecta para metérsela por el culo, aunque no dijo el
porqué.
Pasado
un tiempo, y poco a poco, comenzó a burlarse de que mi polla realmente solo
cabía allí, ya que era demasiado delgada para satisfacer su coño. Se dio cuenta de que
me gustaban estas bromas, y esto influyó mucho en nuestra relación de estilo
cornudo, ¡en la que ella disfrutaba humillándome, y yo disfrutaba que ella me
humillara! Le encantaba hablarme de mi
pequeña polla, pues enseguida se dio cuenta de que me gustaba que me molestase con
ese comentario a la vez que veía que cuando lo hacía la polla se me ponía tiesa.
A menudo fantaseaba con tener a un chico con una "polla
real" follando su coño, y mi "polla delgada y pequeña" follando
su culo al mismo tiempo. Ella
también me comentaba sobre esto mientras estábamos jodiendo, y sobre cómo solo
una delgada tira de su carne separaría nuestras dos pollas, y sentía curiosidad
sobre que se sentiría.
Ya había follado con otros chicos
delante de mí, pero nunca le habíamos hecho un bocadillo.
Conocimos a un chico con el que empezó
una nueva etapa en nuestra vida como pareja cornuda. A ella realmente le gustaba follar con
este chico; tiene una buena polla grande tanto en
largo como en gruesa y hacía que se corriera fácilmente. El primer día de estar
con él, y después de que los dos jodiesen mientras yo miraba propuso probar a hacerla un
bocadillo. Lo hicimos y todos quedamos encantados.
Yo se la metí por el culo, el chico por
el coño y la verdad es que las sensaciones fueron impresionantes. Yo apenas me
movía. Mi polla estaba allí en su culo, tiesa y casi quieta. Desde luego que
ella tenía razón en que solo un fino pedazo de piel nos separaba. La polla del
otro me rozaba mi capullo y me daba un gustazo tremendo. Las contracciones y
movimientos de mi mujercita no se quedaban atrás en cuanto a gustazo. Total,
que me corrí sintiendo un placer que hacía mucho que no sentía.
Ni que decir tiene que en cada encuentro le
hacemos un bocadillo, es como algo obligatorio, algo que hemos casi
institucionalizado. Y lo hemos hecho porque los tres obtenemos mucho placer.
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