EL COMIENZO NO ES TAN FÁCIL
Muchos hombres desean
ser cornudos. Les gustaría mucho que su mujer les pusiera los cuernos, les
gustaría mucho ver a su mujer jodiendo con otros. Cuando lo piensan se
excitan mucho. Si lo hablan con su esposa mientras están jodiendo disfrutan
más, y creen, con buena lógica, que si realmente lo vieran el disfrute sería
aún mayor.
Pero… a veces las cosas no
son tan sencillas. Una cosa es lo que piensas que te gustaría ver y otra cosa
es lo que realmente se siente cuando de verdad se ve.
Lo mejor es comprobarlo. Yo siempre animo a los aspirantes a cornudos que se vayan con su mujer o su novia a un club o discoteca y que allí su novia o mujer se dé un buen sobo con algún hombre.
Muchas veces los hombres olvidamos que esto de los cuernos es cosa de dos: el que los lleva y la que los pone. Hay mujeres que a la hora de la verdad no se atreven a pasar de cierto punto; algunas aceptan llevar vestidos muy provocativos, pero nada más; otras aceptan bailar y darse un buen lote con algún hombre, pero nada más; otras aceptan llegar a chupársela a otro y que se corra encima de ella, pero de metérsela nada; y por fin hay otras que aceptan todo. Y a los hombres nos ocurre lo mismo.
Al principio del camino que recorrimos mi mujer y yo todo fue muy
divertido, pues eran toqueteos y juegos excitantes pero que solo eran juegos.
Pero cuando empezaron los sobos de verdad sentía una gran excitación y a la vez
rabia mezclada con celos de que otro la sobase pero bien, y sobre todo que ella
se dejase.
Pero el placer compensaba la rabia y los celos, así que los sobos siguieron
adelante y el coño fue lo siguiente.
No fue fácil para mí asimilar que le
tocasen bien el coño. Yo consideraba el coño como cosa mía y no me convencía
demasiado que otros lo utilizasen, aunque no fuese plenamente. Pero la
excitación y el placer que sentía cuando jodía con ella y pensaba como la
habían tocado me ayudo a aceptarlo y verlo como algo normal en nuestro deseo de
ser una pareja cornuda.
Y los sobos fueron a más y
al final pasó lo que era lógico que pasase y lo que los dos, mi esposa y yo,
íbamos buscando: ser una pareja cornuda en la que yo llevo los cuernos y en la
que ella me los pone y los hace crecer.
Pero no hay porqué llegar
al final. Cada pareja debe quedarse en hacer aquello que les satisface y les da
placer, que es de lo que se trata. ¿Que una pareja se lo pasa magníficamente hablando
de ponerse los cuernos mientras están jodiendo pero que cuando terminan no se
vuelve a hablar del tema? Pues no pasa nada. Si ellos disfrutan así no tienen por
qué hacer nada más.
Lo mismo puede decirse si ambos disfrutan cuando ella se viste muy sexy, o
cuando coquetea con otros, o si solo llega a bailar bien arrimada. Lo
importante es no forzar la situación, llegar hasta donde los dos quieren y
disfrutar juntos de las situaciones.
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